jueves, 9 de abril de 2015

Islandia v1.0 - Seljalandsfoss

Empiezo hoy una serie de pequeños relatos acerca de mi viaje a Islandia el pasado mes de noviembre. Un sueño perseguido desde hace tiempo y que pude llevar a cabo gracias al Workshop impartido por David Martín Castán y Javier de la Torre.






A poco más de 125 km de Reikiavik, se encuentra la espectacular cascada de Seljalandsfoss. Un impresionante salto de 60 metros de altura. El significado de su impronunciable nombre para nosotros, los castellanoparlantes, es río líquido. ¡Anda que se rompieron los sesos poniéndole nombre al río! Río.. líquido!!! Impresionante.


Más allá de este rocambolesco nombre y de su significado, lo que es innegable es la belleza del lugar. Conforme te vas acercando por la carretera número 1 al punto donde se encuentra esta catarata, intuyes que te encuentras ante uno de los sitios más concurridos de la isla. Varios autobuses y decenas de vehículos se encuentran en el aparcamiento (junto a la tiendecilla de recuerdos de rigor) esperando a que el turista termine su visita, saque sus fotos y suba al autobús o coche para emprender su ruta hacia un nuevo destino no sin antes secarse bien. Sí, secarse. Uno mismo y al equipo fotográfico, caso de llevarlo y/o haberse situado detrás de la propia cascada intentando inmortalizar uno de los sitios más fotografiado de Islandia. Merece la pena mojarse. 
 

Conforme vas llegando a la cascada, amén de los numerosísimos visitantes, puedes observar la grandeza del lugar. Un caminillo te va conduciendo hasta la base de Seljanlandsfoss y encuentras una pequeña difurcación que te conduce a un puentecillo de madera situado sobre el propio río a escasos 50 o 60 metros de la cascada. Buen punto para realizar las primeras fotos. Si consigues solventar el principal problema, hacerte con espacio para plantar tu trípode, comprobarás que el encuadre es impresionante. Otro problema añadido es que el puente transmite mucho las vibraciones con el tránsito de la gente. Así que deberás estar ávido para aprovechar cuando no pase gente o pedirles que se estén quietecitos!!!! Jejeje. Lo bueno es que la mayoría de la gente que permanece sobre el puente, pretenderá hacer lo mismo que tú. 


Conseguidas la primeras fotos desde el puente, lo siguiente es adentrarse en el camino hasta llegar al lugar más espectacular, que es junto a la caída del agua. Cuidado porque o te podrás encontrar con nieve y/o hielo o, si no vas en pleno invierno, las rocas están mojadas y con bastante moho. Importante es saber dónde se pisa y, sobre todo, llevar un calzado adecuado. La primera foto desde allí es imprescindible. Si además coincide con la puesta de sol, el éxito lo tienes asegurado: Primer plano el espectacular saldo de agua tras las rocas con su verde moho; en el plano medio la llanura que rodea Seljalandsfoss y en el fondo el horizonte. Un clásico. Recuerda llevar tus trapitos para secar la cámara, filtros, objetivos... y a ti mismo!!!!

A continuación, podrás ver que puedes seguir el camino anteriormente mencionado y que se introduce hacia la parte trasera de la catarata y que incluso bordea esta hasta salir por su parte contraria. Impresionante. Es otro sitio que no puedes dejar de acercarte, aunque te mojes, y capturar una cascada desde dentro. Perfecto. Primer hito islandés conseguido.


Otra buena manera de conseguir espectaculares fotos de Seljalandsfoss es acudir allí de noche para hacer nocturnas y pillar la típica imagen de la cscada coronada por alguna aurora. Nosotros no estuvimos allí por la noche, porque estaba planificada una sesión nocturna en la otra gran cascada de esa zona, Skogafoss. Lo malo es que tuvimos que suspenderla por las condiciones meteorológicas de es noche: copiosa lluvia y vientos superiores a 100 km/h. Así que nos quedamos disfrutando de la confortable cena y cama de nuestro Guesthouse.


Nosotros no tuvimos mucha suerte con el tiempo. Mucha lluvia durante la semana que estuvimos allí. Eso sí, al menos las numerosas nubes nos ayudaron a "llenar" el cielo en nuestras capturas. Ideal para buenas fotografías diurnas, malo para crepusculares y nocturnas. Tanto que no tuvimos ocasión de visualizar, a excepción de una noche, las ansiadas auroras boreales.

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